Boris Izaguirre, cara a cara

El escritor venezolano se encuentra con su propio personaje en un relato autobiográfico envuelto con papel de novela

Malditas etiquetas. Si la de showman no pesase tanto, tal vez muchísima más gente se acercaría a la cuidada narrativa de Boris Izaguirre, un autor al que descubrí con Villa Diamante, una ambiciosa novela que fue en su día finalista del Planeta. Desde aquel primer libro que pude leer del venezolano, siempre he seguido con interés cada una de sus nuevas publicaciones. Y hasta el momento no me ha defraudado. 

Con grandes puestas en escenas, personajes con muchísima fuerza y unos trazos que en muchos momentos recuerdan al realismo de la gran literatura sudamericana, el Boris escritor ha hecho méritos más que suficientes en sus libros para que se le reconozca su buen hacer literario. Pero, insisto, malditas etiquetas que no quieren ver más allá. 

En su última obra, Tiempo de tormentas (Planeta), Izaguirre acaricia la autobiografía para novelar su vida. Momentos muy duros de su infancia buscan algo de color en un relato que también guarda instantes para grandes emociones y situaciones divertidas. 

El Boris más personal se cita con sus demonios del ayer al mismo tiempo que homenajea a su madre, Belén Lobo, una mujer adelantada a su tiempo que siempre fue un gran apoyo para el autor venezolano. 

La Fama es una tormenta. La Fama es un instante. O es para siempre"

'Tiempo de tormentas'

Belén y Boris son los dos personajes principales. No son unas memorias, aunque está claro que hay mucho de biografía. Con su gusto y su tacto narrativo, el autor venezolano envuelve la historia con papel de novela para llevarnos por los caminos de una vida con nubarrones, pero también con días claros. No todo es Tiempo de tormentas, título compartido con un cuadro con mucha historia que tenía la familia Izaguirre en su casa. 

Un libro, una novela de verdad

"Regresé a casa llorando. No podía contenerme y solo pude salir de ese estado repitiéndome que no quería seguir siendo el guionista estrella. Quería escribir una novela de verdad. Un libro, probablemente sobre todo lo que le podía pasar a un ex niño prodigio después del 27 de febrero. Una persona que no sabe lo que es querer, que cambia afectos como se encienden cigarrillos. Un libro, una novela de verdad. Un libro, una novela de verdad. Un libro". 

Por: R. Guerrero
Fecha: 23-05-2018