Otaberra, otro golpe de realidad de Elisa Victoria
La autora sevillana reflexiona sobre el paso del tiempo y la existencia en una novela editada por Blackie Books
Otaberra es ese lugar que no existe, pero al que podemos ir alguna vez. Puede ser un pueblo, todos o ninguno. Un sitio en el mundo donde se para el tiempo. Una mirada a esa noche de 1989 donde el reloj de Renata se detiene para siempre. Y dentro, una caja de flores con fotos, un álbum de cromos y dientes.
A veces el pueblo queda pequeño, en otras ocasiones somos nosotros los que nos hacemos diminutos hasta sentirnos invisibles, olvidados, oprimidos. Y entonces aparece de nuevo Otaberra para recordarte que el silencio, la represión y la necesidad que tenemos por encajar, donde sea, pero encajando. Cosas de una sociedad que se empeña en poner etiquetas.
Tal vez si hubiera hecho la comunión como las demás niñas me habría salvado, tal vez aquellas puercas estampitas no me habrían provocado más que un mohín femenino, un par de arrugas sobre las cejas de hacerme la remilgada con todo mi corazón. Ya es tarde. No tengo opción
OtaberraOtaberra (Blackie Books) es Elisa Victoria, un canto a esa prosa tan particular que maneja con tanto acierto para crear un futuro sin ayer, un presente sin mañana. Un lugar sin hoy para regresar, una y otra vez, para buscar el silencio y la represión. Con unos personajes que llenan con muy poco, con unas descripciones bajo una lupa muy especial y unos giros que no dejan de sorprender, la autora sevillana de El Evangelio y Vozdevieja, ambos editados también por Blackie Books, vuelve a conquistar lectores a puñados.
Temas como la salud mental o la homosexualidad que, a pesar del paso del tiempo, siguen siendo todavía controvertidos (imaginaros el grado extra que tenían hace 35 años) forman parte de esta historia que por momentos nos ocasionará cierta perturbación e inquietud. No es una lectura ágil, es un libro para leer pendiente de las curvas, de los matices, de esos pequeños detalles que a veces permanecen escondidos entre las páginas. Un golpe de realidad, una reflexión permanente sobre el paso del tiempo y sobre la existencia.
