El mundo en un sombrero

Seguimos viajando por el mundo con los libros como parte esencial de nuestra maleta de los sueños. A nuestro equipaje de letras y kilómetros añadimos hoy Un sombrero cargado de nieve (Stella Maris). A Cristina Losada, autora de esta historia personal, la conocía por sus artículos en Libertad Digital, pero ahora he tenido la suerte de descubrirla en un texto de mayor recorrido.

Y tanto que recorrió en un viaje de siete años. Una experiencia personal, una aventura por el mundo, un cambio de rumbo y de vida. Todo eso es este libro que empieza con una huida, la de la autora, protagonista y viajera.

Año 1980. España busca reencontrarse consigo misma en plena transición democrática y Cristina Losada emprende su propia búsqueda cambiando su puesto de trabajo en un periódico (el desaparecido Diario Pueblo) por una redacción con puertas al mundo. Nada más y nada menos que 36 años después del inicio de ese viaje llegan estas memorias de un viaje al interior que comenzaron a bordo del Transiberiano y que llevaron a Losada desde la Unión Soviética a países como Nueva Zelanda, Filipinas, Ecuador o Colombia.

Además de los lugares, países y descripciones, Un sombrero cargado de nieve es un libro de personas, de sentimientos, de formas de vida. Y de búsqueda de un sitio en el mundo. Un paso vital que muchas veces nos planteamos, pero que no todos se atreven a dar. Y menos a una escala tan grande y distante en el espacio y el tiempo.

Dar un giro para no vivir siempre lo mismo. Personalmente, numerosas veces me he planteado todo varias veces tras casi 15 años en la redacción de un periódico. La monotonía, la rutina, el vacío de no evolucionar, las inquietudes... A veces es necesario coger el sombrero...

El inicio del libro, cuando la autora habla de cómo se le presentó París, define a la perfección ese viaje existencial de una viajera que lo que quiere es pasar inadvertida y ser una ciudadana más de cada lugar que pisa: "Los albergues para estudiantes y el aspecto vulgar con el que las ciudades famosas reciben al visitante de pocos días y pocos medios. Ante esos transeúntes pobretones se presenta sin maquillar, la cara lavada, en bata de casa y zapatillas, como su fueran ciudades comunes y corrientes. Como si ese turista gorrón, que no va a gastar tiempo ni dinero en conocerlas, no mereciera el despliegue de sus encantos".

Un libro muy recomendable por todo lo que transmite, por ese placer de vivir con el alma libre, conociendo los valores y los límites de las personas y del mundo.

Por: María Vila
Fecha: 12-04-2016