Para comprender el autismo

Un recorrido por la historia de este trastorno neurobiológico con casos reales, referencias científicas y un ejemplo maravilloso de los avances gracias a la convivencia en el colegio

"Nací el 31 de enero de 1979, un miércoles. Sé que era un miércoles porque para mí esa fecha es azul y los miércoles son azules, como el número nueve o el sonido de las voces discutiendo". Esta es la descripción que realiza Daniel Tammet sobre sí mismo. Tiene síndrome de Asperger, una forma de autismo "relativamente suave y que permite una elevada funcionalidad". Tanto si tus días son azules o tienen otro color, no puedes perderte El hombre que recogía monedas con la boca (Ediciones Aljibe)

En un mundo cada vez menos sensible, donde con se tiene tanto con nada e incluso se utilizan trastornos como el autismo para intentar hacer humor de dudoso gusto, libros como el referido se hacen más que necesarios para ponernos en la piel y el alma de personas que no son tan distintas a nosotras. A veces, simplemente basta con querer e intentar comprender. 

El libro es obra de J. Francisco Guerrero López y Ana Paula Zaragoza Moyano. La obra está dividida en dos partes y cada uno de los autores firma una de ellas. En la primera, obra de Francisco, nos encontraremos con un poco de historia sobre el autismo. De los seres Malditos de Dios a las niñas-lobas de la India para adentrarse posteriormente en los primeros estudios científicos del autismo. Casos, investigaciones y la visión del autismo contada por un autista forman parte de este primer tramo de El hombre que recogía monedas con la boca

La segunda parte es una historia maravillosa sobre los avances que tiene un niño autista gracias a la convivencia en el aula. La autora de esta parte del libro es la tutora de un chico que al llegar a su clase presentaba heteroagresividad, falta de respuesta, dificultad para centrar la atención y ausencia de habilidades sociales. 

Pero con un trabajo muy bien estructurado y desarrollado en compañía de otros profesionales del centro y gracias a la buena comunicación existente con la madre, D (como se menciona al alumno) ha evolucionado enormemente tras tres años de esfuerzos educativos. Esa gran labor realizada, haciendo que un niño autista sea un compañero más dentro de una clase, compone la esencia de esa segunda parte que completa un libro muy necesario para saber más sobre el autismo. 

Por: María Vila
Fecha: 26-04-2018