Viñetas de nostalgia que arañan el alma

Uno de esos libros que se te clavan en el corazón, que te van arañando el alma poco a poco con su lectura. Un retrato de la nostalgia, de décadas pasadas, de una forma de vida y una sociedad que jamás no volverá. Y que historias como la de Viñetas (Harper Collins) te devuelven por unas horas a aquel ayer.
 
Como heredero de tradiciones rurales, como nieto de gente de campo, ha sido muy especial recorrer el libro de Agustín Sánchez Vidal. La España de los 50, las pequeñas ciudades de provincias, el mundo de los campesinos, aquellas tierras que formaban parte del legado de varias generaciones… 
 
Todo lo que nos une al pasado y, a la vez, todo lo que nos separa. Miguel, aunque vive en Estados Unidos, sigue manteniendo los lazos con sus raíces. Unas tierras le siguen atando al pasado, a esa España de antaño. La muerte de su hermano Antonio, con el que no tenía mucho contacto, le trae de vuelta a casa con la intención de vender la casa y el terreno que ha heredado. 
 
Pero cuando se dispone a romper definitivamente con ese cordón umbilical que le une al pasado, Julia, la hija de Miguel, consigue que su padre se replantee todo al mostrarle algunos de los archivos y documentos dejados por Toño. 
 
“Al cerrar el álbum, Miguel observa que hay un pósit con una nota en la contraportada: Esta novela gráfica debería titularse viñas y viñetas. N son dos palabras ajenas: la segunda viene de la primera. Y página ,en latín, era un emparrado de forma rectangular, igual que verso nombraba el giro del arado al final del campo, cuando se da la vuelta para formar el contrasurco”. 
 
Y es en esas viñetas en las que se mira el protagonista para regresar, buscando en todo momento la mano y complicidad del lector, a aquellos tiempos que para todos nos resultan familiares porque hemos vivido o escuchado historias parecidas relacionadas con ese mundo rural tan sacrificado en el que crecieron muchos de nuestros antepasados. 
 
Viñetas, una caja de recuerdos, un libro que camina entre la realidad y la ficción, con muchas pinceladas autobiográficas de un autor que moldea con mimo a los personajes de su historia para crear ese ambiente nostálgico que nos lleva, entre drama y también buenas dosis de humor, por los tiempos de la posguerra y del franquismo. 
 
“Con la mirada ofuscada y vidriosa, se preguntan si aquellos bichos están despidiendo al muerto, rindiéndole el último tributo. O si cada una se lleva entre sus mandíbulas un mínimo trozo del cadáver, para enterrarlo en aquella tierra de sus desvelos. Nunca lo supieron a ciencia cierta, quedaron suspendidos en un trance alucinatorio, hipnotizados por aquel desfile interminable. Pero lo cierto es que cuando los de la funeraria llegan a media mañana para llevarse el ataúd al cementerio civil de la ciudad, se sorprenden por su ligereza. Dicen que no pesa nada”.
 
Los recuerdos sí pesan mucho más. Y en Viñetas muchos lectores nos encontramos con algunas de las piezas perdidas del puzzle de nuestra memoria. 
Por: R. G.
Fecha: 23-11-2016