Felipe Benítez Reyes y Rozalén: un poema al ‘amor prohibido’ hecho canción 

La literatura no siempre se encierra en los libros. A veces puedes verla escrita en las paredes, en cualquier calle, a modo de reivindicación o declaración de intenciones y, en otras, como es el caso, en una buena canción, como 'Amor prohibido'

A veces escuchando música descubres literatura, de la buena. Auténtica poesía. Aunque sea hablando de un ‘Amor prohibido’, como el poema hecho canción que canta la artista conocida como (María) Rozalén y cuya letra firma el escritor gaditano (de Rota) Felipe Benítez Reyes.

En unos tiempos donde la música comercial convierte estribillos simplones en éxitos y máquinas de hacer dinero, hallar canciones que son auténticas creaciones literarias se agradece. Mucho. Es un regalo impagable para los sentidos.

La literatura no siempre se encierra en los libros. A veces puedes verla escrita en las paredes, en cualquier calle, a modo de reivindicación o declaración de intenciones y, en otras, como es el caso, en una canción. En una buena canción.

Rozalén canta y Benítez Reyes escribe en ‘Amor prohibido’ que “el extraño llegó con sueños muy distintos, pero la vio, como solo puede verse un espejismo dentro del corazón. Él adivino un destino en su cara. Ella intuyó su cruz. Fue mezclar lo del Cielo con la vida a ras del suelo  y comprender  que los edenes perdidos siempre se encuentran por casualidad”.  De casualidades está la vida llena, como por ejemplo que se haya cruzado la carrera de la cantante castellano manchega cuyas raíces están en la localidad de Letur, provincia de Albacete, con la trayectoria del escritor andaluz de Rota.

Así comienza un poema musicado –y excepcionalmente cantado– que habla de un amor entre dos personas que sobrepasa compromisos adquiridos. “De repente, la una frente al otro, sin saber lo que sienten”, continúa la composición, para alertar y avisar inmediatamente a navegantes del hecho de que “paraíso sin serpiente no lo busques, que no quedan.  No existen frutas prohibidas, sino bocas que se cierran”. La tentación siempre está ahí, a la vuelta de la esquina, incluso en situaciones idílicas que únicamente pueden mantenerse con el poder de saber decir no a las manzanas prohibidas que a veces pone en el camino la vida.

Pero cuando llega aparece la contradicción que encierran las contradicciones en sí, hasta el punto de que se puede estar sin estar, como una persona puede estar sola a pesar de estar rodeada de mucha gente, como se puede ser feliz e infeliz al mismo tiempo. “Y ese amor, tan sagrado,  tan callado, tan secreto, tan contado, tan de dos y tan de nadie, tan puro y de pecado. Tan furtivo y murmurado, tan sin perdón de Dios”. Sí, porque el de arriba no perdona las infidelidades, el amor fuera de la pareja (tradicionalmente) establecida.

“Y esa historia, sin focos ni testigos, tan de sueños enemigos, tan posible y tan quimera, tan de noches sin fronteras, de inocencia y penitencia, de un quererse porque sí”, prosiguen los versos de Felipe Benítez Reyes, desentrañando los pros y los contras de una relación prohibida, por furtiva, por traicionera para terceras personas, para lo establecido, para ellos mismos. Porque en definitiva son lo que son: “Dos solitarios, dándole al mundo su sinrazón de ser”.

“Y ese afán de estar juntos contra todos, sin infiernos y sin tesoro, sin premios, sin castigos, sin qué seré contigo, con un anillo de oro escondido en un cajón”. Disfrutar el momento idílico de la intimidad, del estar el uno junto al otro, sin pensar en cuando el reloj marque las doce y haya que volver a casa, porque la carroza se convirtió en calabaza, que hay símbolos que se ocultan momentáneamente en un rincón, para no sentir remordimientos, para que el corazón no encuentre trabas en la razón. Para engañarse a sí mismo y poder perdonarse.

“Y ese amor tan libre y cautivado, tan de luz y penumbroso, tan limpio y peligroso que no se calla ni miente, tan de qué dirá la gente, árbol del bien y del mal”. Dos personas que se desean y se encuentran atrapadas entre el amor y el desamor, lo real y lo soñado, lo querido y repudiado… Eso, imagina quien escribe, es lo que deben estar sintiendo esos dos enamorados furtivos protagonistas del ‘amor prohibido’, un poema hecho canción, una canción excepcional, gracias a la buena pluma de Felipe Benítez Reyes y al buen cantar de Rozálen, que han sido capaces de crear un monumento a esos “dos solitarios”, que andan “dándole al mundo su sinrazón de ser”.

¿Quieres escuchar 'Amor prohibido'?

Para que puedas escuchar la canción interpretada por Rozalén, con letra del escritor Felipe Benítez Reyes, te la ponemos a continuación. 

¿Conoces la obra de Felipe Benítez Reyes?

Por si aún no has leído algunos de los libros de Felipe Benítez Reyes, escritor natural de Rota (Cádiz), te dejamos a continuación alguno de sus libros..

Por: C.A.C.
Fecha: 15-01-2018