Así se nace: la historia del reencuentro de un hijo con su madre biológica

Una historia real contada por el escritor argentino Damián Lamberta

La historia del reencuentro de un hijo con su madre biológica cincuenta años después. Una metáfora de la vida, una larga búsqueda, una narración ágil y directa. Así se nace (Salto de Página) es una historia real, la del padre de Damián Laberta, autor de este libro que nos atrapará desde el principio. 

Vuelvo a pensar que existe algo nuevo en la cara de este padre que es mi padre. Algo distinto. Me pregunto si está en su mirada o en su sonrisa. Parece un niño. Parece un hijo

Así se nace

El comienzo de la historia nos lleva hasta Villa Lugano. Es el año 1971. Después llegaremos a Plaza Miserere e iremos avanzando en el tiempo y conociendo a las tres generaciones de italo-argentinos que forman parte de esta búsqueda de identidad que camina entre el pasado y el presente. Un viaje desde la emigración de posguerra hasta un presente cercano, siempre mirando hacia adentro con el deseo  de encontrar la paz interior y borrar el rencor. 

El autor: Damián Lamberta

Autor argentino nacido en 1979 en Buenos Aires. Ha formado parte de distintos talleres literarios. En el año 2017 publicó el libro de cuentos El hombre de lana. Fue galardonado con el 16 Premio Internacional de Narrativa Ignacio Manuel Altamirano de la Universidad Autónoma de México por Así se nace

Así comienza...

El sol le daba en la cara entibiándole las lágrimas. A cada paso sentía el asfalto caliente en la goma de las zapatillas. Ese fuego subía por sus piernas, le abrazaba la panza y quemaba su corazón. 

Podía ir por la vereda, alternando la sombra efímera de los árboles, sin embargo, caminaba por el costado de la calle como un masoquista sin voluntad. Llorando. No podía dejar de llorar. 

Había pasado la noche al lado del ataúd, contemplando el cuerpo de su abuela, sin una lágrima, sin quitar la vista del rostro levemente azulado en el que deseaba encontrar un indicio de vida. Lo abrazaron personas que no conocía. Él se mantuvo estoico. Toda la noche. Toda la mañana. No quiso desayunar. Después del mediodía, asqueado por el olor del café y el lamento incesante de los italianos, pidió permiso a su madre para volver a casa. 

Por: Manuel Muñoz
Fecha: 29-07-2021