Una novela sobre los contrastes entre Europa y África
Mi casa está donde estoy yo es la historia familiar de Igiaba Scego
Una novela de contrastes, de esos dos mundos tan cercanos y distanciados a la vez. Europa y África, África y Europa. De fondo, la emigración, el colonialismo y esas vidas anónimas e invisibles que son tantas veces silenciadas. Igiaba Scego, cuya familia llegó exiliada a Italia tras el golpe de Estado en Somalia de 1969, es la autora de de Mi casa está donde estoy yo (Nórdica Libros), un viaje al interior en busca de unas señas de identidad. Narrada con una prosa muy cuidada,
Una lectura que nos acerca a la historia de Somalia, de tintes biográficos y con muchos momentos que nos invitan a reflexionar. El pasado colonial de Italia está muy presente a lo largo de una obra que une puentes, muy cercana y familiar.
¿Se puede pertenecer a dos lugares? ¿Podemos sentirnos identificados con dos sitios? Scego (en la imagen)lo cuenta de una manera maravillosa.
Un libro en el que toman voz las historias olvidadas, las personas ignoradas, los lugares marginados... Un mapa de recuerdos, sentimientos encontrados y una experiencia vital de cómo vivir en Italia siendo somalí. Las luces y sombras de los dos continentes transitan por esta historia. Una vez un amigo me comentó que uno no es del lugar donde nace, sino del sitio que elige para morir. Mi casa está donde estoy yo es un bello ejemplo de que podemos construir nuestro hogar en el lugar al que nos lleve el destino.
Así comienza...
Sheeko sheeko sheeko xariir...
Historia, historia, oh historia de seda...
Así empiezan todas las fábulas somalíes. Todas las que mi madre me contaba de pequeña. Fábulas un poco gores, en su mayoría. fábulas al estilo Tarantino sobre un mundo nómada donde no cabían ni encajes ni miriñaques. Fábulas más duras que un arcón de roble. Con hienas de babas pegajosas, niños destripados y recompuestos, astucias de supervivencia. En las fábulas de mamá no existían princesas, palacios, bailes ni zapatitos. Sus historias reflejaban el mundo en el que ella había nacido, el mundo de Somalia oriental por donde hombres y mujeres se desplazaban continuamente en busca de pozos de agua.