Cada lunes de aguas, de Juan Montiel: relatos que iluminan la oscuridad humana
La colección de relatos ganadora del Premio Ignacio Aldecoa en 2025 expone con precisión narrativa y crudeza emocional el lado más sombrío de la existencia

Cada lunes de aguas, publicado por Fulgencio Pimentel, reúne seis relatos escritos por Juan Montiel que destacan por su alta calidad literaria, su atmósfera inquietante y una mirada implacable sobre el lado más oscuro de la condición humana. El volumen incluye Todas las tardes había fiesta, cuento galardonado con el Premio Internacional de Cuento Ignacio Aldecoa 2025, y que sintetiza con brillantez el tono general de la obra: historias que conmueven, incomodan y atrapan desde el primer párrafo.
Los cuentos no transitan por territorios alegres. Más bien dibujan un paisaje emocional sombrío, marcado por el pesimismo y la precariedad. Las vidas que pueblan estas páginas pertenecen, en su mayoría, a personas situadas en los márgenes, afectadas por la dureza de lo rural, la indiferencia del mundo urbano y la soledad que se impone en escenarios deteriorados, casi desérticos. Sin embargo, lo que podría convertirse en un ejercicio de lamento constante se transforma en una lectura absorbente, gracias a una prosa precisa y a una estructura narrativa que rehúye los caminos predecibles.
La literatura como lugar de asombro y sombra
Juan Montiel construye cada relato con el rigor de quien sabe dosificar la tensión y el silencio. El suspense, la sorpresa y un fino sentido de la perversidad recorren estas historias como corrientes subterráneas. Algunas tienen ecos cinematográficos, otras se acercan al cuento gótico o a la distopía velada, pero todas comparten un tono contenido que no deja indiferente. No hay lugar para el sentimentalismo, solo para una verdad que se impone con crudeza.
La fuerza de Cada lunes de aguas radica en su capacidad para convertir lo pequeño en universal. Lo inquietante no está solo en lo que se narra, sino en lo que se sugiere, en lo que queda fuera del encuadre y resuena al cerrar el libro. Esta colección no busca consuelo, pero sí revela, con belleza y hondura, aquello que muchos preferirían no mirar. Un libro de cuentos que se lee con placer y que deja huella.