Familia, locura y erotismo: el escalofriante mundo de Estación Saturno
La nueva novela de Fernanda García Lao te arrastra a un hotel infernal lleno de secretos

Fernanda García Lao entrega con Estación Saturno (Candaya) una novela inquietante y radical, un relato que da un giro al realismo para explorar con valentía los intersticios del tiempo, la corrupción, la familia y el deseo. La autora, con una prosa punzante y una imaginería poderosa, construye una fábula distorsionada donde lo fantástico y lo grotesco se funden sin concesiones, ofreciendo al lector un recorrido tan deslumbrante como perturbador.
La historia arranca con dos hermanos —un hombre y una mujer— que, tras enterrar al hermano mayor de los tres, emprenden un viaje en coche. Su única conexión visible con el difunto es un gato, pero cuando este se escapa en una estación de servicio, su vida se convierte en una persecución simbólica hacia lo desconocido. Este punto de partida, aparentemente simple, actúa como resorte de una narrativa que tensiona la memoria, el duelo y el destino.
Al seguir al gato, los personajes llegan a un lugar insólito: el Hotel Tiānqì, una edificación de arquitectura imposible que desafía la lógica y el orden temporal. Allí, dimensiones como la corrupción, la mentira, la esclavitud sexual y los avistamientos de ovnis coexisten en un mismo plano. El hotel funciona como un microcosmos de lo extraño: una maqueta aterradora del mundo donde lo normal no tiene cabida.
Entre el humor dolorido y el horror íntimo
La tensión literaria de García Lao se refleja en su tono, a medio camino entre el humor dolorido y el horror íntimo. Su estilo se alinea con sus obsesiones más profundas: las heridas de la familia, las estirpes suicidas, la identidad fragmentada, el desdoblamiento del yo y una constante exploración de la locura. En esta novela, cada motivo se sublima para desnudar los fantasmas que habitan lo cotidiano.
Uno de los ejes fundamentales de Estación Saturno es la reflexión sobre el tiempo. No es un simple trascurso cronológico, sino una dimensión elástica que se dobla, se fragmenta y se reordena. A través del hotel y su arquitectura imposible, García Lao subvierte la idea de que el tiempo fluye de forma lineal, proponiendo una experiencia literaria que desestabiliza y cuestiona nuestra percepción de la realidad.
Otro rasgo definitorio es la dimensión política del grotesco. Enriquece su relato con una crítica social latente: la corrupción, la mentira y la explotación emergen no como elementos tangenciales, sino como fuerzas estructurales del mundo que describe. Esta forma grotesca no es meramente estética, sino un espejo de nuestras propias patologías colectivas.
El erotismo es también una pieza clave de la novela. Para García Lao, el deseo no solo complica a los personajes, sino que actúa como antídoto frente al dolor y la angustia. En su universo, el erotismo no es escapismo sino un modo de redención parcial, un impulso vital que se enfrenta a la fatalidad de la familia rota.
Con Estación Saturno, la autora argentina no ofrece consuelo ni certezas. Su propuesta literaria exige al lector una mirada valiente, dispuesta a habitar la incomodidad, el enigma y la falta de respuestas. Pero para quienes buscan una experiencia más arriesgada, más densa y más profunda, esta novela representa sin duda un territorio imprescindible.








