Feria de sombras: ecos de muerte en la fiesta de Sevilla
Una novela negra ambientada en la Feria de Abril que desvela el lado más oscuro de la alta sociedad sevillana

Feria de sombras (Roca Editorial), novela escrita por Reyes Vargas, se adentra en el corazón luminoso de Sevilla para exponer sus rincones más oscuros. Ambientada en la emblemática Feria de Abril, esta historia policial transforma un escenario festivo en el inesperado escenario de un asesinato, donde la tradición andaluza se funde con una investigación criminal de corte clásico.
Desde sus primeras páginas, la narración seduce con la frescura de un prólogo tierno y nostálgico que introduce al lector en la mirada inocente de un niño que descubre el esplendor de la feria. Este contraste se convierte en un recurso recurrente de la obra: lo alegre y lo trágico conviven como dos caras de la misma moneda. La feria no es solo contexto, sino también personaje: embriagadora, colorida y ruidosa, pero también cómplice del crimen.
Un crimen en la calle del Infierno: la fragilidad del espectáculo
El asesinato de un joven perteneciente a la alta sociedad sevillana sacude la rutina de la comisaría local. La inspectora Jara Vega, protagonista indiscutible del relato, asume el caso con el estoicismo de quien encuentra en su trabajo una vía de escape a su propio abismo personal. La víctima, Pelayo Acuña, aparece muerta en el tren del terror, en una puesta en escena tan teatral como perturbadora.
La narración alterna momentos de introspección con escenas de ritmo ágil, gracias a un lenguaje eficaz y una estructura sólida. El lector asiste a una investigación meticulosa, repleta de giros, sospechosos y subtramas, mientras la inspectora Vega y su inseparable compañero Avilés escarban en una vida de apariencias, privilegios y secretos.
La novela no se limita a resolver un crimen. Su autora aprovecha el caso para abordar temas como el clasismo, el machismo estructural, la frivolidad mediática o el contraste social que se disimula bajo los farolillos de feria. Los personajes están construidos con precisión psicológica, y sus voces interiores revelan más que sus acciones. La muerte de Pelayo se convierte así en el hilo conductor de una crítica sutil pero constante.
Sevilla como escenario narrativo y emocional
Uno de los grandes aciertos de Feria de sombras es el retrato literario de Sevilla. La ciudad aparece viva, palpitante, con calles de albero, mantones, caballos y bullicio. Pero también se muestra cruel, indiferente y a veces incluso hostil. La luz de la feria contrasta con las sombras interiores de los personajes, dando sentido al título.
El costumbrismo se mezcla con el suspense en un equilibrio eficaz. Las escenas familiares, los códigos culturales del sur de España y los diálogos llenos de autenticidad se integran con naturalidad en la trama criminal, otorgando a la novela un carácter profundamente local, pero con resonancia universal.
Jara Vega se impone como una figura literaria potente, alejada del cliché del detective invulnerable. Herida, sobria y lúcida, representa una mirada femenina y profesional que se enfrenta no solo al crimen, sino al contexto que lo permite. A través de ella, Reyes Vargas compone un retrato social con tono crítico pero sin caer en la moralización.
Un caso abierto entre luces y sombras
En definitiva, Feria de sombras es una novela negra inteligente y solvente, con una ambientación magnética y un pulso narrativo constante. La autora consigue sostener el misterio sin perder profundidad, y cierra su obra dejando espacio para la reflexión. La feria, que comenzó como símbolo de celebración, termina revelándose como un escenario perfecto para el crimen y la hipocresía.
Una historia que se devora con interés y deja poso, ideal para quienes buscan thrillers con alma. Reyes Vargas firma una obra literaria ambiciosa y accesible, donde cada detalle importa y cada silencio dice más que las palabras.