Nada bueno germina, de César Pérez Gellida: crónica de sangre, fuga y redención

Una novela de robos, justicia y memoria ambientada en la convulsa España de 1918

Hay que joderse. Todo lo que toca César Pérez Gellida, da igual género o periodo ambientado, se acaba convirtiendo en un deleite para quienes disfrutamos de historias adictivas. En su nueva novela, Nada bueno germina  (Destino), se adentra con pulso firme en los bajos fondos de la España de principios del siglo XX para narrar una historia de asaltos, traiciones y fantasmas personales. Ambientada en 1918, en plena pandemia de gripe, el relato arranca con un atraco frustrado en Jaén y se desarrolla en diversos escenarios del sur peninsular, con Córdoba y Ciudad Real como centros neurálgicos del conflicto.

Desde las primeras páginas, la novela sitúa al lector en un escenario cargado de tensión. El veterano Sebastián Costa, excombatiente en Cuba y Filipinas, intenta ejecutar un atraco meticulosamente planificado que termina mal. La muerte del director del banco, seguida por la ejecución del interventor, desata una huida sin botín, pero con graves consecuencias. La atmósfera es densa y realista, y se construye con un ritmo narrativo que prioriza el detalle sobre la acción precipitada.

Entre la venganza y la supervivencia: protagonistas marcados por su pasado

Costa y su pareja, Antonia Monterroso, son dos figuras complejas, moldeadas por su pasado y decididas a sobrevivir a cualquier precio. Él, cargado de cicatrices internas, se enfrenta al dilema de la traición entre compañeros. Ella, astuta y pragmática, representa el lado más calculador del plan criminal. Ambos inician una limpieza sistemática de posibles delatores, que lleva a Costa a ejecutar con frialdad a dos de sus socios, cerrando así el capítulo andaluz de su historia.

En paralelo, la trama da un giro hacia Ciudad Real, donde Rosario y Martín Gallardo viven con modestia y cargan con las consecuencias de eventos anteriores. Martín, exteniente de la Guardia Civil y exdrogadicto, ha reconstruido su vida como obrero. Su pasado regresa cuando es contactado por una agencia de detectives y la viuda de un antiguo enemigo. El encargo es claro: encontrar y neutralizar a Costa y Monterroso. Rosario, embarazada y consciente del valor de la oferta, se convierte en la mediadora de un destino inevitable.

La novela entrelaza dos líneas narrativas que se aproximan con precisión matemática, una centrada en la huida y otra en la búsqueda. A medida que el relato avanza, el lector descubre que lo que está en juego no es solo justicia, sino también la posibilidad de expiar errores pasados.

Una España en sombras: posguerra, epidemia y justicia marginal

César Pérez Gellida recrea con fidelidad histórica una España golpeada por la pobreza, la represión y la desigualdad. La crisis económica, la gripe que diezma la población y el hastío de una sociedad desencantada forman el telón de fondo de una historia donde todos los personajes parecen tener algo que esconder. La violencia no es gratuita: surge como resultado natural de un sistema que ahoga a los suyos.

Los escenarios están descritos con minuciosidad: desde las calles de Córdoba hasta los suburbios del Campo de la Verdad o las tabernas de Ciudad Real. La ambientación sostiene un relato en el que los personajes hablan más con sus actos que con sus palabras. La prosa es sólida, sin concesiones líricas, y apuesta por un estilo directo que potencia la tensión narrativa.

Los personajes se debaten entre la culpa, la supervivencia y la redención, en un tablero donde la lealtad tiene un precio y el amor se confunde con la necesidad de escapar del pasado.

El cierre de un ciclo: entre la justicia y la memoria

El desenlace no solo pone fin a una persecución, sino que abre nuevas puertas para quienes sobreviven. Nada bueno germina no busca redimir a sus protagonistas, pero les ofrece la oportunidad de cerrar capítulos, aunque sea con sangre. En este sentido, la novela no se detiene en el morbo ni en el efectismo, sino que traza con rigor la evolución de unos personajes rotos que intentan recomponer su identidad.

Esta obra se erige como una crónica de época que combina elementos del thriller, la novela histórica y el drama psicológico, con un trasfondo político y social que se insinúa sin ser explícito. La ambientación, el ritmo y la construcción de personajes la convierten en una lectura exigente, pero plenamente satisfactoria.

Con Nada bueno germina, el autor pucelano entrega un relato maduro, sombrío y perfectamente documentado, que no solo mantiene al lector en vilo, sino que le obliga a preguntarse cuánto pesa el pasado cuando se quiere comenzar de nuevo.

Por: Rubén Guerrero
Fecha: 20-06-2025